El American Staffordshire Terrier, o AmStaff, no es un perro cualquiera. Su historia está marcada por la valentía, la resistencia y una evolución que lo ha convertido en uno de los compañeros más leales y versátiles del mundo canino.
De los coliseos británicos a los hogares americanos
Todo comenzó en el siglo XIX, cuando los criadores británicos buscaban un perro con la fuerza del Old English Bulldog y la agilidad del Old English Terrier. El resultado fue el Bull & Terrier, un auténtico gladiador de cuatro patas que destacaba en los “deportes” de la época: peleas contra toros, osos y hasta jaurías de ratas.
Pero este no era un simple perro de pelea. Su inteligencia y energía lo hicieron ideal para la caza y, con el tiempo, para la compañía. Con la llegada de colonos británicos e irlandeses a Norteamérica, estos perros cruzaron el Atlántico y se adaptaron a la vida en el Nuevo Mundo.
De Pit Bull a American Staffordshire Terrier
En EE.UU., el Bull & Terrier evolucionó en dos direcciones:
- American Pit Bull Terrier (APBT): Criado principalmente para el trabajo y el deporte.
- American Staffordshire Terrier (AST): Reconocido oficialmente por el American Kennel Club (AKC) en 1936, con un estándar más enfocado en la apariencia y el temperamento equilibrado.
Aunque sus raíces están en los pit bulls, el AmStaff ha sido criado para ser un perro más robusto, sociable y apto para la vida familiar.
El AmStaff hoy: un perro con historia y corazón
Hoy en día, el American Stanford es mucho más que su pasado. Es un perro fuerte, protector, cariñoso y fiel. Perfecto para quienes buscan un compañero lleno de energía y personalidad.
Si estás pensando en sumar un American Stanford a tu vida, no estás eligiendo un simple perro: estás llevando a casa un pedazo de historia, pura fuerza y lealtad en estado puro.
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